martes, 8 de junio de 2010

Paracaidista por una noche

“Si claro nosotros somos”, fue la respuesta que con total autoridad di a una pregunta que nunca me habían hecho, y creo nunca me volverán a hacer. Ustedes son los paracaidistas? 

Esta increíble confusión ocurrió hace un par de años, era época de novenas, tamales, buñuelos, natillas, regalos, fiestas de fin de año y alcohol, fue precisamente por esos dos últimos factores que llegue a ser paracaidista de la FAC (Fuerza Aérea de Colombia) por un par de horas. 

Era sábado y me encontraba en mi casa un poco desocupado, de repente recibí la llamada de mi amigo Frijol (utilizo el apodo para proteger su identidad). El plan era el normal de sábado en la noche y sin mucho dinero, ir a un pequeño bar cercano a donde vivo, el cual tiene por nombre La Sala. Nuestras intenciones no eran tomarnos más de dos cervezas, aunque nunca las cumplimos.

Esa noche, la calle se veía más agitada de lo normal, la gente alegre caminando por los andenes, los carros parando y pitando, y el bullicio típico de las fiestas decembrinas se veian incrementados a causa de la gran fiesta de fin de año que se realizaba en el Club de Suboficiales del Ejército el cual se ubica en frente de este bar. La fiesta estaba llegando a su fin, pero los asistentes se resistían a terminar la noche.

Con mi amigo nos sentamos en las sillas de la barra, las únicas disponibles en medio de tanta gente. Al otro lado de la barra estaba el dueño del bar y una linda mesera, ellos ya nos conocía de anteriores ocasiones por tal motivo charlamos con ellos gratamente.
De repente vi entrar a Papa Noel, pensé que estaba borracho, mire mi vaso y aun se encontraba lleno, volví a mirar a la puerta y vi a esta persona que fácilmente podía ser el hermano gemelo de Papa Noel, era navidad y este señor de avanzada edad y con su barba poblada que parecía una mota de algodón le imponía un toque más decembrino.

Se sentó en la silla al lado de nosotros, si mal no recuerdo pidió un trago de whisky, estando en eso entro otro señor y se sentó en el único puesto que quedaba libre, tan pronto habló nos dimos cuenta que este señor venia a rematar la noche ya que estaba un poco entonado.

El señor se sentó pidió una cerveza, saludó, nos miró fijamente y acto seguido nos preguntó ¿ustedes dos son los paracaidistas que acaban de aterrizar en el Club? La respuesta ya la conocen, mientras yo contestaba, mi amigo me miraba como diciendo, ¿ahora en qué carajos me va a meter Carlos? Al escuchar la respuesta, los ojos de aquel hombre se iluminaron, era la respuesta que el estaba esperando, la alegría de estar tomando cerveza junto a dos paracaidistas, nos felicitó, nos dijo que había sido un gran show, a lo que respondimos que muchas gracias que trabajamos para eso.

A partir de ese momento toda la conversación fue enfocada en nosotros, bueno en los paracaidistas, este personaje un jubilado de las fuerzas militares nos preguntó sobre nuestro trabajo. Le dijimos que era grandioso, que solo nos estábamos tomando un par de cervezas porque al día siguiente teníamos que viajar a Apiay, donde queda una base de la fuerza aérea.

Para ese momento mi amigo no encontró como salirse de la mentira y no encontró otra solución que seguir la corriente. Este personaje un jubilado de las fuerzas militares nos contó que era de Manizales una hermosa ciudad enclavada en las montañas de Colombia, orgulloso de su ciudad nos preguntó que como se veía desde el aire, yo con total conocimiento de causa por haber visitado esta ciudad por aire dije: “no se ve”, debido a que es una ciudad que se caracteriza porque generalmente está cubierta por nubes… él nos dio la razón asintiendo con la cabeza.

Papá Noel no había intervenido mucho en la conversación, por el valor que dan los tragos, él se encontraba más concentrado en coquetearle a la joven mesera, quien no sabía cómo hacerle el quite a los descarados coqueteos de este joven viejito, por un momento pensé que este señor no estaba muy convencido de nuestro cuento, pero él no sabía frente a quien estaba, frente a dos paracaidistas chiviados o mejor aun frente a dos originales farsantes, nos quiso corchar con una pregunta técnica, ¿Que paso con los T-34? Craso error, aunque yo en ese momento quedé un poco perdido y pensando en que nuestra farsa se había acabado, pero no contaban con nuestra astucia, mi amigo responde con total seguridad, “esos aviones eran de entrenamiento pero ya no vuelan”, aprovechando su conocimiento al haber sido parte de la FAC por casi un año, hace ya más de una década. A partir de ese momento no quedó duda absoluta en este par de caballeros en que estaban frente a dos paracaidistas, fue tanta la emoción de quien nos preguntó, que de un momento a otro se paro en medio de nosotros nos pidió permiso para darnos un abrazo, mientras nos decía, “ustedes son los héroes que cuidan nuestros aires”.

En ese momento empezó el remordimiento de conciencia, sin embargo ellos serian felices si realmente seguían pensando que estaban con quienes creían que éramos.

Tratamos de alejar la conversación de nuestra profesión y escucharlos un poco más, nos enteramos que Papa Noel aparte de ser un coqueto incorregible o como comúnmente llaman un viejito verde, era además un humilde jubilado como él mismo se catalogó con un reloj Rolex de oro en su muñeca izquierda, con una mensualidad de USD 3.500 y con sus dos hijos viviendo en Europa.

Durante cerca de dos horas, los vasos se fueron desocupando una y otra vez, mientras nosotros compartimos nuestras emocionantes experiencias como paracaidistas, ellos a su vez nos relataban historias de su tiempo de servicio.

Finalmente se fueron pusieron de pie casi que al tiempo, primero salió nuestro mas fanático seguidor, por ultimo abandono Papa Noel no sin antes hacerle cacería a la mesera para poder zamparle su beso en la mejilla, tan pronto como salió el último de ellos, mi amigo y yo soltamos una carcajada de pensar en cómo sin premeditación habíamos engañado a un par de viejitos y todo esto a raíz de una sola pregunta y una sencilla respuesta.

Al llegar a mi casa le conté a mi familia que había sido paracaidista por una noche, supongo que ellos habrán llegado a sus respectivas casas a contarles a sus familias que habían estado tomando con nadie más y nadie menos que dos paracaidistas de las FAC, “los héroes que cuidan nuestros aires”.