sábado, 30 de abril de 2011

LA BODA IRREAL

Ayer viernes en la madrugada mientras yo dormía placenteramente, 2 mil millones de personas tenían sus ojos fijos en la parejita de moda, Guillermo y Catalina (como dicen los medios locales) quienes contraían nupcias en la mal llamada Boda Real.

Sigo aun sin entender que es lo que produce tanta euforia, claro, es la boda más cara del mundo con un costo de tan solo 65 millones de dólares, boda financiada supuestamente por el príncipe Carlos quien de sus finanzas personales aporto esta suma, aunque cabe resaltar que el príncipe Carlos vive del dinero de los impuestos de todos esos ciudadanos que se apostaron en las calles para ver pasar a la feliz pareja y la familia real, todos ellos que no recibieron una invitación (solo invitaron a 100 ciudadanos al azar), pero sin embargo se sentían felices por pagar tan majestuosa boda. No faltara quien diga, pero la familia real no solo vive del dinero del erario público, claro, tienen toda la razón, también viven del dinero producido por sus empresas, las cuales por pertenecer a la familia real pues no pagan impuestos.

Pero no nos fijemos en pequeñeces como el costo de 400 mil dólares del vestido de Kate, ni los tan solo 100 mil dólares que aporto el padre de la novia, eso son tan solo cifras mínimas comparado con los casi 1000 millones de dólares que se producen por el turismo provocado por la boda y todos los souvenirs vendidos, que buen negocio, ingresan 1000 millones y se gastan tan solo 65 millones, lo que no han tenido en cuenta es que un día festivo en Inglaterra y el paro de la producción por este motivo le deja perdidas a la economía inglesa por la bobadita de 10 mil millones de dólares, para ser un país desarrollado me parece que son muy pendejos.

Pero bueno, no miremos mas las cifras, centrémonos en la majestuosidad de la boda, en lo que esto produce en millones de mujeres alrededor del mundo, al ver sus sueños realizados por Kate la ahora duquesa de Cambridge, porque me imagino que para muchas plebeyas (que son las que me leen) es realmente un sueño casarse con un príncipe, y más un príncipe como Willian, un tipo con un corte de pelo juvenil muy similar al de Luis Eduardo Motoa

, un príncipe entregado a su familia que es dominada no por su mamá, si no por su abuela, un príncipe bien vestido como un soldadito de plomo, además de esto un príncipe apasionado, que en su matrimonio el día mas feliz para ella tan solo le da apenas dos besos que no pasan de 1 segundo (saludo a mis amigas mas apasionado que Will a Kate), analizando la situación no es difícil entender el porqué Lady Di le puso los cachos al príncipe Carlos, y porque el príncipe Harry tiene un gran parecido al guardaespaldas de la bien llamada princesa del pueblo.

Profundicemos un poco en lo que es participar en una boda de la familia real, sabían ustedes que los asistentes a la boda recibieron recomendaciones (ordenes) de cómo debían comportarse en la boda, claro que son cosas muy sencillas, como que las mujeres debían estar siempre junto a su pareja, se debe hacer silencio, no comentar en redes sociales, y lógicamente guardar la compostura entre otras cosas, mejor dicho si tu plebeya te quieres casar con un príncipe tienes que evitar que en la boda tu tío el borracho haga show y tratar que tu prima la zunga se comporte de la mejor manera posible.

Esto no para ahí, apenas es el principio de una vida de sometimiento, a la querida Kate a quien de ahora en adelante no le podran decir kate, pierde su derecho al voto, además de no poder opinar ni comer ostras, de ahora en adelante deberá aprender a comer más rápido que la reina, porque en el momento en que la reina termine de comer todos tienen que parar, quien dijo que ser una princesa era fácil???

Asi que tu plebeya, si quieres ser una princesa ten en cuenta que pierdes tu derecho a opinar y votar, debes vivir sometida y comer rápido, y estar lista para recibir noches de pasión tan emocionantes como una clase de física, así que mujeres no jodan tanto en la búsqueda de sus príncipes azules, ya saben que solo existen en cuentos, y los reales son más aburridos que el noticiero del senado, mejor dedíquense a disfrutar de los pequeños placeres de la vida con el galan de turno.